
Cuando tu interior parece una película de terror
español
Algo que me cuesta mucho es entender lo que estoy sintiendo. Como la mayoría de las veces no lo entiendo, tampoco sé cómo expresar con palabras lo que pasa ahí adentro. Verbalizar me cuesta un montón. Sé que ocurren muchas cosas, a veces no tantas, pero la mayoría de las veces son sentimientos revueltos a los que me cuesta llamar por su nombre.
Esto me sucede desde que soy niña; de hecho, no recuerdo haber podido expresar con palabras lo que sentía después de una situación dolorosa o feliz. Tal vez lo hice, o tal vez no. Generalmente, explotaba cuando sentía demasiado, porque, además de no saber nombrar lo que siento, soy desbordada, y todo, para mí, parece más grande y más intenso. Sentir tanto y no poder expresarlo por no saber cómo hacerlo es frustrante.
Sentir mucho y no lograr decirlo por no saber como hacerlo, es frustrante.
Para mí ha sido más fácil darle forma a lo que está dentro a través de la imagen. Hace algún tiempo conocí un cortometraje llamado Curve, y este hizo clic en mí. Por primera vez entendí y pude darle nombre a lo que siento. Fue la primera vez que lograba identificarme con algo, con alguien, e identificar las emociones más relevantes en mí. Fue una conexión.
Quiero hablarles de este cortometraje porque logró darle sentido a cosas que no entendía. Dura solo 9 minutos con 50 segundos, pero realmente el tiempo se hace eterno. Son 9 minutos intensos, llenos de tensión y muchísima ansiedad. No tiene diálogos, al menos no en el sentido convencional, y eso fue lo que más me atrapó: dice mucho sin necesidad de palabras, así como yo.
Leí muchas interpretaciones del cortometraje. Algunas decían que representaba el sistema (lo cual tendría mucho sentido), otras lo veían como una lucha entre la vida y la muerte. También encontré quienes lo interpretaban como una representación del aborto o del parto. Hay muchas explicaciones y cada quien lo entiende a su manera, porque, de hecho, el corto permite múltiples lecturas.
En lo personal, me conectó tanto con mi interior que me hizo sentir comprendida. Las emociones que transmite—como la ansiedad, el miedo (casi como terror), la desesperación y la desesperanza—me acompañaron por mucho tiempo.
Es un cortometraje que recomiendo ver al 100%. Investigando un poco más sobre él, descubrí que su director, Tim Egan, quería representar la conexión y la relación entre la vida y la muerte, esa lucha constante que se libra en nuestra mente. Y sí, para mí tiene todo el sentido.
Lo importante es verlo, sentirlo, reinterpretarlo. Y si, por alguna razón, te identificas con él, espero—de verdad espero—que en algún momento encuentres esperanza, que encontremos esperanza y que, de alguna forma, logremos salir al otro lado. Hoy creo que es posible. Si hoy no lo crees, espero que lo creas mañana; y si no mañana, tal vez la próxima semana, el próximo mes o el próximo año. Algo vendrá a sacarte de ahí, aunque ahora parezca imposible.
Alerta spoiler
Aunque el final no es muy esperanzador y termina en completa oscuridad, hoy deseo que en tu historia sí haya luz, y que un día puedas mirar atrás y decir: sí pude, salí de ahí, de ese vacío.
Y si no estás pasando por algo así, pero hay alguien a tu alrededor que se siente sin salida, comprender lo que siente puede explicar muchas cosas: su comportamiento, sus patrones, su manera de ver y vivir la vida. A veces, el simple hecho de ser entendido aligera la carga. Para mí, tener personas a mi alrededor que comprenden, o al menos lo intentan, me hace sentir mucho más segura y tranquila. Me permite ser vulnerable y saber que lo que siento a veces no está mal, nuestras emociones necesitan eso, ser entendidas y no juzgadas.
Les comparto el link por si quieren verlo
Para terminar, aunque el cortometraje explora emociones tan intensas y oscuras, en lo personal, me dio esperanza. ¿Raro, no? Aunque sí, el corto concluye en la nada, con un final desesperanzador, haber podido identificar lo que siento a través de él me permitió no querer seguir más en ese ciclo, en ese círculo que parecía interminable.
El corto termina en oscuridad, pero nuestras historias no tienen por qué hacerlo.
nuestras emociones necesitan eso, ser entendidas y no juzgadas.