
El por qué de Isabeautyart
Desde siempre, me ha incomodado la idea de que la belleza tenga que seguir un manual, sobre todo en lo que confiere al hecho de hacer arte, intentado reducir el concepto de belleza a meras fórmulas. En la historia del arte desde Policleto y sus aportes a la proporción con la armonía y el equilibrio, hasta la idealización del cuerpo en el renacimiento con cánones que se daban a partir de proporciones matemáticas, los artistas tenían algo en común: La búsqueda de una armonía perfecta.
Por ejemplo, en el David de Miguel Ángel, el artista a través del mármol, encarna un cuerpo que guarda un profundo simbolismo y una dimensión estética de las directrices del ideal humano. Esto, como un punto de partida que alimenta los imaginarios de cómo debe ser la virtuosidad en el cuerpo que permite una superación corporal. Algo así como lo que plantea Sterlac con la idea del Hombre-Máquina, el cual propone un cuerpo que es perfeccionado a partir de la intervención tecnológica, solo que Sterlac lleva el concepto de belleza no desde la estética sino desde la funcionalidad (pero bueno ese es otro tema), solo que lo traigo a colación, porque al final lo que se busca con una belleza tan fielmente proporcionada es superar los límites humanos y en ese sentido no dejo de asociar a Sterlac con el David de Miguel Ángel.
Sin embargo, tiempo después, otros artistas como Egon Shiele, o Francis Bacon, desafiaron estas proporciones explorando la belleza desde la distorsión y lo incomodo, o el mismo Picasso, el cual a través del cubismo rompió dichas estructuras mirando otras culturas más allá de lo que occidente considera bello. Estos y otros muchos artistas más, desafiaron esa obsesión por la armonía simétrica y optaron por buscar la belleza de forma mas interiorizada y desproporcionada.
Hasta aquí todo bien, se supone que ya hay más formas de crear y explorar dentro del proceso creativo, otras maneras de interpretar la realidad. Pero, resulta que se sigue insistiendo en una estructura que constantemente nos está llamando a que encajemos, nos amoldemos, e intentemos a como dé lugar, estar dentro de unos patrones predefinidos, a estar en las formas “correctas” y en la “norma”.
Cuando era niña y coloreaba, la frase que mas escuchaba era “No se salgan de la línea” y esa instrucción se da para todo lo demás en la vida. Vístete con lo que quieras pero no te salgas de la línea, ama, pero no te salgas de la línea, siente, pero, no mucho de pronto te sales de la línea, llora, sin salirte de la línea, no seas muy sensible, ríe, pero no tanto y con moderación más bien, sin tanto ruido , sueña, pero, ni se te ocurra por ningún motivo salirte de la línea. Esa línea que marca las cosas más insignificantes en la cotidianidad, como las más importantes. Una línea que al final se transforma en miedo. Miedo a salirse y hacerlo mal, miedo que a su vez muta en inseguridad y otras veces viene acompañado de angustia, pues dentro de la línea es la única manera “válida” de hacer las cosas bien.
Esas directrices que se suponen me harían mejor, lo que hicieron fue restringir y limitar mi espacio y mis formas. Me dí cuenta que esas líneas, o más bien la instrucción de estar siempre dentro de ella, me estaba alejando de mi esencia y no me estaba permitiendo disfrutar de mi misma y mi proceso. No digo que todas las estructuras sean malas ni que deban destruirse porque si, cada quien tiene su historia y su proceso, pero en mi caso fue un rotundo si a romperlo todo y a salirme de la manera más torpe, primitiva, a veces visceral, e instintiva, pero también desde la consciencia y convicción de atreverme a ser yo.
Cuando pensé en un nombre para mi proyecto artístico, la palabra belleza fue lo primero que surgió como un gesto irónico, una contradicción que fue intencional. Fue como una broma sobre mi propio trabajo, el cual generalmente no encaja dentro de lo que se considera arte y bello, pero con el tiempo comprendí que eso no significaba que careciera de belleza y profundidad.
Me apropié del nombre y lo resignifico, es mi manera de decir que la belleza no solo pertenece a ciertas normas, a lo pulcro y complaciente, sino más bien, es la forma en que la habito desde lo imperfecto, torpe y distorsionado. Nace entre esa tensión de lo que se considera armonioso y lo disonante. Nace de lo que yo interpreto como belleza. Es mi afirmación de que todo lo que está por fuera de la línea merece ser visto y apreciado.
Así que Isabeautyart es mi firma por fuera de la línea.